INFANTILES
| a partir de 6 años
pelos como escarpias
¿Recuerdas cuando escuchabas cuentos de miedo junto al fuego?
¿Te acuerdas de la sensación del calor de la llama?
¿Y de los escalofríos que te producían las historias?
Y cuando ibas a la tienda de campaña, a solas, y la noche te miraba.
¿Te acuerdas?
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Si lo recuerdas, bienvenido a casa.
Si no lo recuerdas... es hora de hacer memoria.
Diseño: Guridi
descifrando historias
Una cuidada selección de cuentos escritos por Fran Pintadera.
Un repaso a sus obras más emblemáticas
y a cuentos en primicia que aún no han visto la luz.
Incluso, si tienes suerte, escucharás un cuento improvisado.
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Una sesión de historias que cambia
según el público que tenga delante.
Diseño: Gomez
YO. ANIMAL
Un espectáculo de narración oral para criaturas salvajes y sus familias.
Cuentos que, desde el humor y la emoción,
narran las vidas de nuestros hermanos animales.
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Historias que nos acercan a la sabiduría que habita en su instinto.
Un aullido de libertad con forma de lágrima y carcajada.
Diseño: Christian Inaraja
cuando ella mira
Una princesa atípica que huye del reino
para no aguantar a diez intrépidos (y pesadísimos) caballeros;
un ratón que descubre que su espada
y su armadura de guerrero solo logran asustar a su amada;
una niña que, mirando al cielo,
conocerá el significado de la palabra libertad...
Estas y otras historias contadas —al fin— desde la mirada de ELLA
Diseño: Luciano Lozano
cuentos reales
con pocas verdades
Historias de reyes, reinas, príncipes y princesas
como nunca te dejaron escucharlas.
Irónicas y satíricas, algunas juglarescas.
Tradicionales y contemporáneas, populares y cotidianas...
Historias en las que pocos saldrán bien parados,
salvo el público y el buen rato que pasaremos.
Diseño: Mari Quesada
cuentos para cargarse de miedo
En esta sesión no se escucharán cuentos para superar miedos:
sonarán historias para encontrarnos con ellos.
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Y veremos como los pelos de nuestro cuerpo se erizan, notaremos el corazón acelerarse de golpe y la respiración congelada.
Después, reiremos, porque el miedo da una risa floja incontenible.
Y así, riendo, los miedos se marcharán a visitar otros lugares.
Quizá aparezcan en la oscuridad de alguna habitación, como la tuya.
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